Hay días en los que te miras al espejo y algo no encaja. No es que estés triste. No es que no hayas dormido. Es tu mirada. Esa zona que antes pasaba desapercibida —ligera, fresca, viva— de pronto parece contar otra historia: más sombra, más flacidez, más expresión de cansancio… aunque tú por dentro estés llena de ganas.
Y claro, una parte de ti lo justifica: el ritmo, los años, el estrés. Pero otra se resiste a aceptar que esa mirada apagada sea tu nueva normalidad.
Porque no se trata de vanidad. Se trata de reconocerte.
La buena noticia es que no siempre hace falta “hacer algo radical” para recuperar esa luz. A veces, la solución está en algo tan sutil como potente: los polinucleótidos. Un tratamiento regenerador que no cambia tu expresión, pero sí cambia cómo te ves… y cómo te ves, importa.
¿Qué son los tratamientos con polinucleótidos y por qué están cambiando la forma de cuidar la mirada?
Te lo digo siempre en consulta: no todos los tratamientos tienen que transformar, rellenar o cambiar lo que ya eres. Hay opciones que simplemente activan lo que tu piel ya sabe hacer: regenerarse. Y ahí es donde entran los tratamientos con polinucleótidos.
¿Y qué son los polinucleótidos? Muy fácil: son fragmentos de ADN altamente purificados que, al inyectarlos en la piel, despiertan su capacidad natural de reparación.
Estimulan la producción de colágeno y elastina, mejoran la hidratación profunda y devuelven densidad y elasticidad. Pero lo mejor es esto: no dan volumen, no rellenan, no paralizan. No cambian tu cara. La regeneran desde dentro.
En la zona de la mirada, eso es clave. Porque no buscamos una piel tensa ni un cambio artificial. Buscamos una expresión más viva, una mirada más descansada. Y para eso, los polinucleótidos funcionan como un pequeño empujón biológico, respetuoso y eficaz.
Además, dentro del arsenal de productos destinados a mejorar la calidad de tu piel, no existen muchas opciones cuando hablamos de la zona del contorno ocular, por eso, el tratamiento con polinucleótidos es uno de mis preferidos, sobretodo como complemento del tratamiento de neuromoduladores el la zona de las patitas de gallo.
La zona del contorno: por qué responde tan bien a los polinucleótidos
El contorno de ojos es una de las zonas más delicadas de todo el rostro. La piel es fina, casi sin glándulas sebáceas, y tiene poco soporte estructural.
Eso significa que cualquier cambio, estrés, falta de sueño, edad, deshidratación, se nota al instante. Y muchas veces, es lo primero que nos da ese aspecto de “cansancio crónico” aunque estemos perfectamente.
Lo interesante de los tratamientos con polinucleótidos es que están pensados justo para eso: para mejorar la calidad de la piel desde dentro, sin forzarla. No buscan camuflar, sino revitalizar.
En esta zona actúan muy bien porque ayudan a:
- Hidratar en profundidad sin aportar peso ni volumen.
- Estimular el colágeno natural, lo que mejora la firmeza.
- Atenuar ojeras pigmentadas y reducir arruguitas finas.
- Aportar luz a una mirada que parece haber perdido frescura.
No hacen magia ni prometen un antes y un después exagerado. Pero si hay algo que dicen muchos pacientes después de unas semanas es: “Ahora me veo más yo”. Y eso, para mí, es el mejor indicador de que hemos acertado con el tratamiento.
¿Cómo es el tratamiento? ¿Duele? ¿Deja marcas?
Lo entiendo perfectamente. Muchos pacientes me lo dicen antes incluso de sentarse: “Fran, yo quiero mejorar esta zona… pero me da miedo que se me note o que me deje marcas”.
Y es completamente normal tener dudas. Por eso siempre me gusta explicar bien cómo funcionan los tratamientos con polinucleótidos desde el primer minuto.
El procedimiento es muy sencillo. Utilizo una microaguja para aplicar el producto justo en el plano que necesitamos trabajar. No duele, quizá una ligera molestia o picor momentáneo, y no suele dejar moratones ni marcas importantes. Puede haber algo de enrojecimiento o hinchazón muy leve en las primeras horas, pero nada que te impida seguir con tu día.
Lo más interesante es que los efectos no son inmediatos… son progresivos. La piel empieza a activarse, a regenerarse, a ganar calidad semana a semana. Es como si tu piel despertara poco a poco. Comenzarás a ver los resultados a partir de la segunda sesión.
No vas a salir de la consulta con otra cara, y menos mal, pero sí con la certeza de que algo se está poniendo en marcha. Y eso se nota, sobre todo, cuando dejas de necesitar excusas para verte bien al natural.
¿Para quién están pensados los tratamientos con polinucleótidos?
Si estás buscando un cambio radical, este no es tu tratamiento. Pero si lo que quieres es recuperar tu mirada, sin perder tu expresión, probablemente estemos hablando de lo que necesitas.
Los tratamientos con polinucleótidos son perfectos para personas que sienten que el contorno de ojos ya no responde como antes. Que se ven bien, pero con una mirada más cansada de lo que realmente están. O que han probado cremas, rutinas y sérums… y siguen sin notar ese «algo» que devuelva frescura real.
También es ideal si no te sientes cómoda con la idea de rellenar, paralizar o transformar. Hay muchas pacientes que vienen a consulta por primera vez buscando algo sutil, sin efectos artificiales, y este tratamiento es una puerta de entrada muy respetuosa a la medicina estética regenerativa.
Incluso como tratamiento previo para mejorar la calidad de la piel de otros tratamiento “más agresivos” como sería un láser de CO2, tu recuperación será mucho mejor si previamente has preparado tu piel con polinucleótidos.
Y luego están quienes ya han hecho otros tratamientos, pero quieren algo más profundo, más reparador, más biológico. Porque con el tiempo aprendes que no todo se trata de volumen. A veces, lo que hace la diferencia es cómo se ve y cómo se siente tu propia piel.
La mirada no se toca, se cuida
Siempre lo digo: no se trata de borrar el tiempo, sino de acompañarlo con dignidad. Y en esa idea, la mirada tiene un papel fundamental. Es la parte más expresiva del rostro, la que conecta con los demás, la que nos delata cuando estamos cansados… o cuando estamos bien.
Por eso, cuando trabajo la zona del contorno de ojos, lo hago con especial respeto. Los tratamientos con polinucleótidos me permiten cuidar esa delicadeza: no añado volumen, no cambio rasgos, no fuerzo nada. Simplemente, ayudo a que la piel se regenere. A que se hidrate, se reafirme, se recupere.
Y eso, con el tiempo, devuelve algo más que luz a la mirada: devuelve autenticidad.
Si estás buscando un tratamiento que respete tu expresión y te haga sentir más tú, sin exageraciones… hablamos cuando quieras.
Pronto te contaré más secretos de los polinucleótidos para mejorar otros aspectos, como son marcas de acné, pérdida de luminosisdad, flacidez facial incluso para el tratamiento del “ombligo triste” … aplicados tanto en otras zonas del rostro y como corporales.